Radeaux

2019
Instalación (Colección de objetos encontrados en las costas de las islas Canarias montados sobre soportes de latón).
115 x 150 x 150 cm.

Esta obra es parte de una investigación realizada durante un año de residencia en la península ibérica. Dediqué este período a la identificación de objetos transportados por las corrientes transatlánticas de ayer y hoy. ¿Qué son? ¿De dónde vienen y en qué costa encallaron? ¿Quién los encuentra? ¿Y con qué propósito? Lo que traen las olas fascina por su viaje y su origen, siempre más exótico que su destino. El océano es el responsable de estas transacciones entre continentes. Esa misteriosa entidad que parece querer comunicarse, al dejar de una orilla a otra, mensajes a descifrar. Estos fragmentos desprendidos permiten constatar la existencia de otro territorio, a veces desconocido. Es quizás esta observación la que animó a los primeros navegantes a viajar a la deriva a bordo de grandes objetos flotantes para ver con sus propios ojos aquellos mundos imaginados.

Recorrí las costas de la península Ibérica en busca de tales objetos. Esta expedición me llevó hasta las Islas Canarias, un punto de recolección privilegiado a las puertas del Océano Atlántico. La corriente fría de las Canarias, antes de cruzar este océano, toma dirección sur, a lo largo de la costa africana hasta ramificarse hacia el oeste. Las aguas, que se han calentado, vuelven a subir y después de cruzar el Caribe y las Antillas, toman el nombre de Corriente del Golfo. Esta corriente sigue la costa este de los Estados Unidos y Canadá, luego, una vez que llega a las cercanías de Terranova, cruza nuevamente el Atlántico antes de dividirse en dos ramas, una de las cuales regresa a las Islas Canarias. En este circuito que une los diferentes continentes, viajan muchos objetos naturales y fabricados. En las costas de Tenerife, Lanzarote y La Graciosa, recogí varios cientos de ellos: Semillas tropicales de América Central, trozos de madera, plásticos erosionados, piedras de poliestireno, cortezas minerales y aglomerados de petróleo con incrustaciones de microplásticos.

Esta colección no es ni exhaustiva ni homogénea. Es tan solo una muestra del material que circula en el Atlántico. La instalación Radeaux funciona como un muestrario de un metro cuadrado de geología flotante del Antropoceno. El conjunto de objetos, preciosamente montados sobre finos soportes de latón, evoca por su forma ondulante, una ola.